• 28 de diciembre de 2024
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¿A qué se debe la asimetría entre las dos caras de la Luna?

La historia del sistema Tierra-Luna continúa siendo misteriosa. Los científicos creen que se formaron cuando un cuerpo del tamaño de Marte colisionó con la proto-Tierra. La Tierra terminó siendo la hija mayor de esta colisión y retuvo suficiente calor para volverse tectónicamente activa. La Luna, al ser más pequeña, probablemente se enfrió más rápido y se "congeló" desde el punto de vista geológico. Pero el aparente dinamismo temprano de la Luna desafía esta idea.

 

Nuevos datos sugieren que esto se debe a que los elementos radiactivos se distribuyeron de forma única después de la catastrófica colisión que formó nuestro satélite. La luna de la Tierra, junto con el Sol, es un objeto dominante en nuestro cielo y ofrece muchas características observables que han mantenido a los científicos ocupados tratando de explicar cómo se formó nuestro planeta y el sistema solar. La mayoría de los planetas de nuestro sistema solar tienen satélites. Por ejemplo, Marte tiene dos lunas, Júpiter tiene 79 y Neptuno tiene 14. Algunas lunas son heladas, otras son rocosas, algunas siguen siendo geológicamente activas y otras relativamente inactivas. Cómo los planetas obtuvieron sus satélites y por qué tienen las propiedades que tienen son preguntas que podrían arrojar luz sobre muchos aspectos de la evolución del sistema solar temprano.

 

La Luna es un cuerpo rocoso relativamente frío, con una cantidad limitada de agua y escaso procesamiento tectónico. Los científicos creen actualmente que el sistema Tierra-Luna se formó cuando un cuerpo del tamaño de Marte llamado Theia - que en la mitología griega era la madre de Selene, la diosa de la Luna - colisionó catastróficamente con la proto-Tierra, causando que los componentes de ambos cuerpos se mezclaran.

 

Se cree que los escombros de esta colisión se separaron bastante rápidamente, quizás durante unos pocos millones de años, para formar la Tierra y la Luna. La Tierra terminó siendo más grande y evolucionó de forma ideal en cuanto a que su tamaño fue el adecuado para convertirse en un planeta dinámico con una atmósfera y océanos. La Luna de la Tierra, en cambio, terminó siendo más pequeña y no tenía suficiente masa para albergar estas características. Por lo tanto, la retención de sustancias volátiles como el agua o los gases que forman nuestra atmósfera, o la retención de suficiente calor interno para mantener el vulcanismo y la tectónica planetaria a largo plazo, dependieron de la forma en que se produjo la colisión entre la Tierra y la Luna. Décadas de observaciones han demostrado que la historia de la Luna fue mucho más dinámica de lo esperado; parece que hubo actividad volcánica y magnética en un momento tan reciente como hace 1.000 millones de años, mucho más tarde de lo que se suponía.

fuente: NCYT Amazings